La mañana era tibia y la brisa del sábado por la mañana se colaba por la ventana de Amelia.
La niña saltó de su cama sin mirar hacía el horizonte, donde los frondosos árboles del bosque eran mecidos por el viento.
Amelia camino hasta la puerta de su habitación y antes de poder atravesar el umbral se detuvo, al escuchar un extraño sonido.
-Hey... !Niña!- Susurró una voz aspera.
Amelia volteó buscando al emisor. Sin embargo no pudo ver nada.
Se encogió de hombros, decidida a salir del dormitorio y bajar a desayunar con sus padres.
-Hey... Amelia...
Escuchó nuevamente. Pensó que podía ser parte de su imaginación.
-Amelia...
El susurro ahora se había convertido en un llamado urgente. Se asomó a la ventana y vio sobre esta una gran nube, esponjosa y ennegrecida. Cargada de agua.
Amelia se sonrió pensando haberse vuelto loca.
-Seguro una nube me ha llamado.- Bufó.
Se volvió y nuevamente oyó su nombre.
-Amelia... Quédate conmigo.
Se acercó nuevamente y le preguntó.
-¿Qué sucede?
-¿Puedes quedarte conmigo?
-Lo haré.-Respondió sublime.
Amelia pasó largos minutos junto a la ventana, observando a la nube, en silencio.
-¿Te has perdido verdad?-Preguntó.
-La verdad. No. Las nubes viajamos solitarias. Pero al final la soledad termina por vencernos.
La voz de la nube tembló. Como si tubiese ganas de llorar.
-Aquí me tienes.-Sonrió Amelia.
-Lo sé. Desde que eras una bebé me he posado sobre tu ventana. Viéndote crecer. dar tus primeros pasos. Ir al baño tu sola.
Amelia se sonrojó al oír eso.
-Eres mi único remedio para la soledad, Amelia. Y te doy las gracias por aquello.
-Entonces... ¿Eras tú el que cada noche me cantaba nanas para dormir?
-Las aprendí de tu madre. Ella dejaba las cortinas abiertas para que pudiera verte dormir.
El estómago de Amelia rugió.
-Deberías ir a comer.
La nube sonó triste. No quería quedarse sola otra vez.
-¿Estarás aquí cuando vuelva?- preguntó Amelia.
-Seguramente. Ycantaré para tí cuanta cancion de cuna quieras oir.
Amelia se puso de pie. y la nuve emitió una luz verdeazulada. Caminó un par de pasos en direccion a la puerta.
-Adios.
Se despidió ella. La nube en cambió soltó un estruendo y acontinuacion, cientos de gotas comenzaron a caer.